sábado, junio 07, 2008

Ciudadaje


La ciudad empezó a sobrarme, los olores desagradables entumecieron mis fosas nasales hasta dejarme casi sin sentido. Entonces pensé en el mar, en la brisa marina, en las olas lamiendo la orilla con su salitre y el sol haciendo hervir la arena, no hice más que empeorarlo.

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