Al principio el mundo tenía otros colores. Eran colores intensos, muy cálidos y muy fríos. Colores que danzaban en el cielo con las nubes y con las olas en el océano. Colores que impregnaban y tintaban cada átomo del aire del planeta. Era un mundo intenso y saturado de pasión. Pero alguien debió tocar el contraste.
Fotografía: Baldo Ramírez
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