sábado, julio 05, 2008

Invasores


La ciudad no quiso rendir su plaza y decidió resistir el asedio. A los dos meses se levantó el sitio y la villa quedó libre de invasores a sus puertas. Se fueron con sus tiendas y catapultas, con sus escudos y caballos, con sus arneses y ballestas. Todos menos uno, uno que resistió frente a las murallas inamovible, estoico, inasequible al desaliento, uno que era el más invasor de todos ellos.

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