martes, junio 30, 2009

Es Carmiento

Puso tanta ilusión en una sola cosa que después del fracaso no le quedó para el resto. Lo único que le quedaba sin gastar era la prudencia.

lunes, junio 22, 2009

Modus orinandi

Siempre me dijeron que dejara de mear fuera del tiesto. Lo estuve haciendo un tiempo, pero cuando vi que las plantas se secaban y morían, volví a mear fuera.

viernes, junio 19, 2009

Zombis en oferta

No es sencillo abastecerse de productos básicos cuando tienes al resto de tus conciudadanos muertos, pero vivientes, persiguiendo tu culo para hacerse una butifarra con tu colon…
Ayer nos tocó salir a Hugo y a mí…cada semana nos toca a una pareja diferente. Por ahora solo hubo una vez en la que uno de los dos que fueron no volvió, total, era un esquizofrénico de mierda que tarde o temprano iba a acabar perdiendo la chaveta, así que mejor zombi. Al que volvió herido tuvimos que sacrificarlo al día siguiente, pobre infeliz…

Sin embargo ayer tuvimos suerte. Salimos al amanecer, como de costumbre, para al menos evitar a los vampiros, menudos hijos de puta. Por la noche la ciudad se llena de ellos, bueno y de las vampiresas ni hablemos…recuerdo la noche que me crucé con aquella mulata mutante bailando reggaeton,…menudas curvas, menudas tetas, menudos colmillos tenía la hija de su madre…y bailándome reggaeton…menos mal que a mi nunca me gustó esa música y ni me acerqué…no estaría contando esto.

El caso es que alcanzar el centro fue relativamente fácil, tampoco había muchos “tolis” (llamamos así a los zombis, cariñosamente, vamos…). Hugo llevaba la recortada y yo opté por echarme el machete y el Colt 45 modificado de don Vicente, el coronel retirado que coleccionaba armas y que fue expulsado del ejército por su afición excesiva a las mujeres de vida alegre, y al que el desastre pilló acampado en su autocaravana dentro del camping.

Cuando llegamos a los grandes almacenes la cosa empezó a ponerse un poco más tensa. Nos habíamos untado con barro para hacer nuestro olor menos evidente, pero estos mamones tienen la pituitaria más fina que el papel de fumar, y empezaban a pulular en nuestra dirección a la que nos quedábamos parados más de tres minutos en la misma zona. La clave está en moverte siempre. Pero claro, cuando estás rodeado por miles de “tolis” sedientos de vísceras, a poco que te descuides, los tienes encima pidiéndote el hígado, ¡y sin ningún tipo de modales!

El objetivo principal de la salida era hacernos con ropa de abrigo, algunas mantas, medicinas y algo de comida. Hasta hacía relativamente poco habíamos sobrevivido con lo poco que había en la despensa del camping y con lo que cada uno fue aportando. Luego, cuando empezaron a agotarse los productos frescos, tuvimos que recurrir a la caza, cosa difícil con lo poco que dejaban vivo los “chupones” y los “tolis” (que también se les ha visto atacando a las criaturitas del campo…). Así que la opción de las conservas y comida congelada que quedaban abandonados en los supermercados era una opción más que a tener en cuenta.

Luego empezaron las escapadas a la ciudad. Menuda fuente de suministros. Todo estaba abandonado, pero se habían causado muchos destrozos, los mutantes ya habían dado buena cuenta de muchas cosas, y no sabías en que rincón te podía saltar un “vampi” al cuello. Hasta que empezamos a conocer a los zombis y sus debilidades, fueron muchos los que cayeron. Ahora les cuesta más cogernos.

El momento más peligroso fue durante el regreso al camping. No se si podíamos llevar detrás nuestro unos doscientos o trescientos zombis, menudo espectáculo…cuando de repente aparecen otros veinte o treinta cerrándonos el paso. Hugo no se lo pensó, agarro la recortada y empezó a descerrajar tiro tras tiro sobre las cabezas de aquellos infelices. ¡Menuda máquina de rematar! No fallaba uno, 10 cartuchos, 10 zombis para aperitivo de los que nos seguían. A los otros les dejamos atrás a la carrera tras darles unos machetazos y unas patadas, porque precisamente rápidos no son y solo en levantarse echan media mañana…

Cuando alcanzamos el camping ya empezaba a caer el sol,…nos habíamos asegurado de no tocaba luna llena, porque solo faltaría que a la vuelta te asaltase un “peludo” y te hiciera un siete en la espalda. Los demás nos esperaban detrás de las barricadas. Durante nuestra ausencia habían abatido a unas dos docenas de “tolis”, de los que se internan en la campiña buscando tripas, y lo peor es que cada vez son más habituales.

La semana que viene no me toca salir, aunque tampoco estoy seguro de si habrá semana que viene, ni siquiera si habrá mañana…

jueves, junio 18, 2009

El olor de la sangre


Buenas, me llamo Saúl y soy un vampiro. Antes no lo era, no nací así, y tampoco podría decir cuando empecé a serlo, pero la realidad es que hoy por hoy solo puedo alimentarme de sangre humana (aunque en caso de necesidad he llegado a recurrir a algún otro animal).

De cómo llegué a ser lo que soy recuerdo muy poco: rumores de una pandemia, pánico en la población, gente que moría, cadáveres que volvían a la vida, mutantes…supongo que lo mío fue una mutación, o algo así…Toda mi vida había dependido de la insulina, mi condición de diabético me llevaba a depender de una sustancia que debía inyectarme cada cierto tiempo para que mi cuerpo funcionase correctamente, ahora esa sustancia ha sido sustituida por otra menos fácil de conseguir: la sangre.

Al principio fueron pequeños síntomas que no suponían demasiada alarma: inapetencia, mareos esporádicos, ligera fotofobia,…los cuales fueron derivando en otros más graves: rechazo de alimentos sólidos, vómitos repentinos, erupciones cutáneas frente a la exposición solar, ligero hiper desarrollo dental (principalmente en encías y colmillos).

Hasta que pasadas unas dos semanas empiezas a ver que necesitas beber sangre de tus semejantes,…no me pregunten como llegué a esa conclusión, no lo se. Lo único que se es que me pierdo por un buen cuello, es una mezcla rara, entre hambre, lujuria y desesperación, y aún más sabiendo que en el fondo y pese a que lo necesito para seguir vivo, es algo deleznable.

Al principio conseguir sangre no era demasiado difícil, siempre podías encontrar alguna víctima agazapada, sorprender a alguien que intentaba conseguir víveres en algún súper abandonado, pero hoy por hoy las cosas han empeorado. Aparte de tener que disputarte con otros vampiros y licántropos las pocas víctimas que quedan en la ciudad, están los zombis, esos no distinguen vampiros de humanos normales, te huelen, te siguen, te rodean, y su sangre es tóxica para nosotros…Así que después de un tiempo de penurias, bebiendo sangre de ratas e incluso atacando a otros vampiros, me eché al monte.

Sabía que existían grupos aislados de supervivientes que se habían marchado al campo huyendo de los zombis y de nosotros. Era mi única esperanza de sobrevivir, encontrar alguno de estos grupos y tratar de separar a uno de sus miembros de la seguridad de su escondrijo y de sus camaradas…

La segunda noche localicé un camping a pocos kilómetros de la carretera. En principio pensé que había dado con mi propia despensa particular, pero nada más lejos de la realidad. Los tipos se habían atrincherado reforzando el perímetro con trampas, alambradas y fosos.

Contaban con dos puestos elevados, una especie de torres de vigilancia improvisadas donde normalmente había apostado algún tirador bastante hábil. Estaban organizados y siempre se movían en parejas, era casi imposible separar a alguno de los demás, y lo peor de todo: estaban continuamente en alerta.

Vi caer a cientos de zombis bajos su fuego, usaban cócteles Molotov, granadas de mano, escopetas recortadas, rifles de precisión, incluso vehículos modificados para arrollar a las hordas de muertos vivientes. Se podría decir que la situación les había convertido en cazadores profesionales de zombis.

Pero con los vampiros es distinto. Nosotros no somos lentos, no somos torpes, no nos dejamos ver a kilómetros, nosotros pensamos, estamos dotados de fuerza y agilidad sobrehumanas, inspiramos miedo con nuestra mirada, no pueden matarnos de un disparo. Por eso nos temen, por eso evitan la noche, por eso cuelgan ajos en sus cuellos (aunque en realidad eso no nos afecta), cargan sus armas con balas recubiertas de plata (que también nos da igual) y se arman con estacas y mazos.

Les he observado, he vigilado sus movimientos y sus costumbres. Conozco sus nombres, sus hábitos, sus debilidades…y creo que esta noche, después de dos semanas, por fin cenaré caliente...

miércoles, junio 17, 2009

¿Qué hacemos con los niños?

Cuando sucedió nadie estaba prevenido. Los ecos de la tragedia iban llegando con cuentagotas. Algunos, los menos, pudieron huir. Familias enteras agolpadas en las carreteras. Coches destrozados en las cunetas. Casas abandonadas. Puertas abiertas, ¿Qué hacemos con los niños?

La plaga no hace distinciones, afecta a adultos, ancianos, jóvenes, niños y animales. Los más jóvenes no resisten a la infección y mueren, casi todos definitivamente (el cuerpo sufre tanto que ni siquiera puede volver como zombi). Pero algunos reviven, y hay quien dice haber visto grupos de niños zombis que son aún más aterradores que los zombis adultos.

Los niños zombis tienen grandes ojos, a veces incluso desproporcionados para sus deformadas caritas (parece ser un efecto del propio virus, que deja sus globos oculares hinchados y cubiertos por una película blanquecina). Su cabeza también es enorme en proporción con sus habitualmente escuálidos cuerpos, y sus vocecitas son agudas y crueles a la vez, emitiendo unos gruñidos y lamentos mezcla de dolor, pena y rabia...dan mucho miedo.

No se conocen niños vampiro, probablemente porque sus posibilidades físicas no sean las adecuadas para poder hacerse con víctimas y probablemente acaben muriendo de hambre en algún oscuro escondite...una muerte demasiado cruel para una criatura inocente...

No querría verme en esa situación, aún no me he topado con ninguno, pero no se si me vería capaz de dispararle a la cabeza a una de esas criaturas. Dios mío, ¿donde hemos llegado?, ¿Hasta donde llegará esta maldita pesadilla?, ¿Qué atrocidades nos quedarán por descubrir aún?

Algunos niños y jóvenes lo suficientemente resistentes, sobrevivieron a la plaga, a cambio de sufrir mutaciones. Se conoce con certeza que existen dos hermanos que desarrollaron poderes telepáticos tras ser infectados, y que actualmente sobreviven junto a un grupo de refugiados en las cuevas del este. También se habla del niño enjambre, el cual al parecer posee una especie de empatía con las abejas, y es capaz de invocarlas y darles órdenes. Existen rumores de otros casos, pero aquí cuesta discernir entre la realidad y las fantasiosas y agitadas mentes de quienes los propagan.

lunes, junio 15, 2009

Cuento Corto Chino


El dragón miró al granjero y sonrió. El granjero miró entonces al dragón y exclamó: - "mal empezamos..."

martes, junio 09, 2009

Divagation


Empiezo a teclear sin saber cómo acabará esto, una idea, un pensamiento, una coma más y punto. Continúo sin saber dónde y cómo he de parar, si de pronto alguna musa despistada, osará fijarse en mí y darme su don, mientras tanto acudo a la ortografía para poner otro punto y aparte.

Me rebelo enojado ante la huidiza capacidad de las ideas para esquivar mis ansias de crear, hoy no es el día, mañana quizás, tres puntos y lo dejo en el aire...

miércoles, junio 03, 2009

La batalla de los cinco generales


Hubo una vez una gran guerra en la que muchos ejércitos lucharon por conquistar un enorme país. De entre ellos el más grande era el ejército de Mou Mou, el más grande general de aquellas tierras, pese a ser un anciano venerable de muy avanzada edad, el resto de los ejércitos no podían hacerle frente, por lo que decidieron aliarse para así aplastarle con su superioridad numérica y apoderarse de sus territorios, castillos y palacios. Así se las gastaban por aquellos lares.
Fueron entonces cinco los ejércitos que se aliaron, y cinco los generales que se pusieron al mando de tan ingente fuerza destructora. El bravo general Tao Pao, el astuto Zago Yao, el prudente Pai Tai, el soberbio Lao Sang y el invicto Fu.

Al amanecer del primer dia del quinto mes, los ejércitos acudieron al campo de batalla pertrechados con sus mejores equipos, dispuestos a darlo todo por su señor y su patria. De un lado el ejército de Mou Mou, tras las trincheras de astas afiladas y con la protección del bosque a su derecha y el rio a su izquierda, no eran más de seis mil almas.

Del otro lado, la imponente fuerza de la coalición: veinte mil hombres armados. Todos al mando de los cinco generales más ambiciosos del país.

Mou Mou tomó la iniciativa y ordenó a sus arqueros que oscureciesen el cielo con sus flechas. La orden no se hizo esperar y la oscuridad se hizo en la mañana. Ante la lluvia de saetas, el bravo general Tao Pao, ordenó cargar a la infantería, mientras que el prudente Pai Tai les instaba a cubrirse con sus escudos. Los soldados no supieron qué hacer: unos corrieron hacia el enemigo gritando con las armas en alto, otros trataban de cubrirse entorpecidos por los que corrían, y ante el desorden, todos perecieron.

Con las primeras filas aniquiladas, Mou Mou ordenó una carga de caballería. El astuto Zago Yao pidió a los lanceros que preparasen sus astas para recibir la embestida, mientras que el soberbio Lao Sang ordenaba a su vez una contracarga a sus caballeros. Las órdenes fueron acatadas, pero el tumulto entre lanceros y caballeria del mismo bando impidió cumplir su cometido a ambos, dejando vía libre a los jinetes de Mou Mou que causaron ingentes bajas en las filas de la coalición.

El enorme ejército se vió de pronto desbordado por el avance de la infanteria de Mou Mou, que aprovechando la confusión creada por la caballería, había cargado contra las filas enemigas de forma sorpresiva, haciendo que los supervivientes se batiesen en retirada ante el asombro de los cinco generales que nada pudieron hacer frente a la desbandada general y el abandono de las armas por parte de sus huestes.

Tao Pao recriminó a Pai Tai, Zago Yao insultó a Lao Sang, Mou Mou sonrió como solía hacer cuando ganaba una batalla, y el invicto Fu, dejó de serlo.

martes, junio 02, 2009

Cielo




Un año más acudo a dar las gracias al cielo, pero no ese cielo bíblico que nos vendieron charlatanes de otros tiempos y escribieron en espesos libros de hojas muertas en momentos de locura cuerda, sino al cielo verdadero, al cielo de estrellas y luna, de astros de infinitas órbitas y protección arcana.

Gracias a esa noche de recuerdo imborrable, gracias a los años de alegrías y desvelos, gracias por ser tú y ser yo, y por seguir siendo agradecidos hasta que de nuevo el cielo decida bendecirnos con nuevas venturas de grato revivir.

Y sobre todo y por todo, gracias a tí, mi cielo.

lunes, junio 01, 2009

La dicha y el dicho


"Nunca es tarde si del dicho al hecho hay un gran trecho de buena dicha" - Me he dicho mientras daba la trecha.