Vi como asomaba la nariz tras la esquina, vi como se acercaba mirando para otro lado, como si no viniese hacia mí, noté como se sentaba a hurtadillas a mi lado con una sonrisa entre sarcástica y tímida. No pude por más que saludarle muy a mi pesar y mirándole cara a cara decirle: -"Hola, aburrimiento"
Ese desgraciado siempre está cerca, aparece cuando le place y a veces llega acompañado por su más fiel amiga, la tristeza.
ResponderEliminarBuen texto.
mariarosa
Un comentario que lo complementa de forma sublime.
ResponderEliminarGracias, mariarosa.
El aburrimiento puede tener momentos sublimes, o casi.
ResponderEliminarSalut