A lo lejos la jauría seguía con su canto letal, mientras tanto agazapado, respirando entre sollozos, el fugitivo miró de reojo a su alrededor, tomó aire y se sumergió en las frías aguas del río. Su plan habría sido perfecto si en su precipitación no hubiese olvidado que nunca aprendió a nadar.
Me recuerdas a Dada, absurdo y buen post.
ResponderEliminarMe gustó.
muxu
Lástima, siempre hay que tener a mano un plan B, escapar con un flotador por si acaso olvidas que no sabes nadar.
ResponderEliminarSalut
Déjame decirte, si no lo hice antes que me gustan tus micros.
Gracias a ambos, las comparaciones no siempre son odiosas y el micro a partir del micro que suele componer Carme es siempre alentador. Saludos!
ResponderEliminarEste micro es evocador de un hecho real que sucedió con un maestro de paracaídas,que de tanto enseñar a otros a saltar,un día olvidó ponerse el suyo provocando que muriése para siempre.
ResponderEliminarEs bueno recordar siempre estar alerta,aún en lo rutinario.