Trabajó, trabajó y trabajó y al final consiguió construir una torre que tocaba el cielo y hacía palidecer a las más altas montañas, pero no le quedaron fuerzas para subir hasta la cúspide y contemplar todo lo que había dejado atrás, porque en el camino no sólo dejó su salud y su fuerza, sino todo lo demás.
La Ironía de la vida, esta lindo lo que has escrito, en esta etapa de mi vida asi me siento. Trabajo y trabajo y con un duelo no resuelto.
ResponderEliminarComo Nimrod... El cazador de hombres
ResponderEliminarMuy cierto. Esto me enseña que existen ciertas que cosas que creemos que valen la pena, y que como tal luchamos por conseguirlas, damos hasta nuestro último aliento, y una vez que las conseguimos, por los medios que sea, nos damos cuenta que es más lo que perdimos que lo que ganamos. Y lo triste de todo es que a veces ya no se puede dar marcha atrás.
ResponderEliminarAl menos espero que no fuera el Wolrd T. C.
ResponderEliminarSalut
Un mal común en las sociedades desarrolladas vivir para trabajar y no tener tiempo ni para respirar, función necesaria para seguir en este mundo.
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