jueves, julio 08, 2010
El descanso del guerrero
Dejó caer su pesado escudo sobre la mesa y depositó su espada con delicadeza junto al calor del hogar. Con ambas manos sujetó su yelmo y lo alzó, dejando al descubierto un rostro poblado de cicatrices. Su esposo le abrazó y besó, acariciando sus cansados brazos con dedos temblorosos. Una piel de oso y un cuerno de vino caliente hicieron el resto.
(Me tomo unas semanas de vacaciones, en las que estaré alejado del ordenador y más cerca de la inspiración y motivación de otras actividades, personas y lugares. Prometo volver)
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Prometo esperar tus micros.
ResponderEliminarSalut y buenas vacaciones
Buen viaje, y esperaremos con ansías las próximas microficciones nuevamente inspiradas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Que te diviertas.
ResponderEliminarCon ésta vikinga siempre estás protegido. Muy bueno.
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