La botella me miró fijamente y me preguntó: -¿De qué estoy rellena?
-De colonia, le contesté.
-Ya notaba yo cierto olor fuertecillo… Respondió, y volvió a callar para siempre.
Desde entonces me pregunto cómo puede ser que ciertas botellas desconozcan su contenido.
Brillante analogía, quizás es que no lo han puesto a prueba.
ResponderEliminarQuizás quería ponerte a prueba, a ver si sabías de qué estaba rellena y la sorprendiste con tu sincera respuesta. ¿O no era perfume?
ResponderEliminarSalut
Muy bueno
ResponderEliminarmuy bueno.
ResponderEliminarCurioso