miércoles, septiembre 08, 2010

Sobrecogedor

Noté un leve ruido a mis espaldas y no quise mirar. Algo rozó mi hombro y apenas tuve valor para temblar. Un toque en mi brazo y seguía sin poder moverme. La oscuridad no acompañaba a tomar la iniciativa mientras el miedo invitaba a huir. Cerré los ojos, apreté los puños y supliqué por que desapareciera. Cuando abrí los ojos y reuní el valor para mirar, no había nada. En realidad nunca hay nada.

6 comentarios:

  1. La frase final, Sego, sustenta el micro. Me gustó.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, era la idea. Me alegra que te haya gustado, Víctor.
    Un saludo

    ResponderEliminar
  3. Suplicaste ehh?
    igual desapareció por eso!!

    Qué es lo real, sego? lo sabes tú?


    ;)

    ResponderEliminar
  4. Ni yo, ni nadie...
    ;)

    ResponderEliminar
  5. Nunca hay nada pero por si acaso suplicamos que desaparezca.
    Salut
    PD: Me alegro de la vuelta.

    ResponderEliminar
  6. Aunque nunca puedes estar seguro, pero es más efectivo dar una miradita, no vaya a ser una pantera, cuando no hay que voltear es a los estallidos de reflectores,pues se te pueden encajar trozos de vidrio calientes, en dicho caso hay que agacharse, como regla general aplicar la paranoia preventiva es sano.
    Como dice el dicho : "El hecho de que no seas paranoide no significa que no andan tras de tí."

    ResponderEliminar