Con el corazón en la mano miró al abismo: - aquí lo tienes, es tuyo.
El abismo sonrió como solo un abismo sabe hacerlo, y engulló sin compasión los sueños albergados por décadas en aquella frágil caja.
Se giró y ya vacio, se dejó caer al suelo sin vida.
El abismo eructó.
El corazón siempre es un órgano de difícil digestión pero de buena literatura.
ResponderEliminarcuando los sueños no se cumplen tienen un mal olor...
ResponderEliminardesde aquí sentí el eructo.