miércoles, mayo 25, 2011

Salvajes

Omambe no tenía casa, su choza se había quemado la noche anterior. Su tribu no alimentó las vacas ese día, no recogió agua del río, no entonó cánticos al viento y al sol, no disfrutó de una jornada de caza, no danzó al son de ancestrales ritmos, no acudió al mercado a vender su artesanía, no practicó el tiro con arco. Al acabar el día, Omambe tenía una nueva casa, y entonces su tribu durmió tranquila.

3 comentarios:

  1. Hermoso y esperanzador.
    Gracias por tu narración me ha gustado mucho.
    Hace poquito que te sigo, y tu blog me parece interesante y con un toque de humor muy especial.

    ResponderEliminar
  2. gracias Sego. Este es especialmente bueno por el mensaje.

    ResponderEliminar
  3. Hay historias que no necesitan de mucho para ser importantes.
    Salut

    ResponderEliminar