El gris plomizo del cielo pesaba toneladas y el aire se negaba a seguir entrando en sus pulmones. Atosigado por aquella presión desconocida, Diego se aferró a la vida pensando en todo aquello que le había llevado a tan delirante situación. Sonrió…le hacía gracia verse formando parte activa de aquello que tanto había criticado en las obras de escritores noveles y cineastas amateur. Estaba haciendo su propio flashback ¡qué falta de originalidad!
Para alguien como él, todo un purista de las artes escénicas y del vanguardismo literario, su historia debería partir de una increíble y envolvente panorámica, un gran travelling cruzando toda una ciudad y mostrando una grandeza sin igual, o con una majestuosa descripción de la urbe y sus gentes, sus parques, sus árboles, sus edificios…como antesala a la grandiosa historia que vendría a continuación y que comenzaría con su propio nacimiento en una familia de clase media alta, asistido por uno de los mejores médicos del país y con un futuro prometedor.
Pero las prisas y lo imprevisto de su actual estado no le dejaba lugar a artificios, había que recurrir al flashback por imperativo vital, cuestión de vida o muerte.