martes, enero 03, 2012

A nado


Aquella era una tierra deshabitada. Ningún pueblo, aldea ni camino a la vista en leguas a la redonda. No podía seguir ningún sendero, solo el del agua. Había aprendido a nadar en las pozas y en los arroyos, y había perseguido a las truchas a nado por el río. Podría arreglármelas, y lo hice. Siempre lo he hecho. Nadé durante horas agarrado a un grueso tronco, dejándome llevar por la corriente, respirando pesadamente cuando el frío me agarrotaba las piernas y los ruidos de la noche me helaban el corazón. El río no era el bosque, ni era tan amable. Nadé hasta quedar agotado junto a la barca de un pescador. Llegué a pensar que yo no le importaba al río.

2 comentarios:

  1. Que dificil es hacer un comentario cuando lo que me sugiere es pensar.

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  2. Estoy de acuerdo con el comentario de Hierbabuena...

    He conocido este blog a través de 20 Minutos; la reflexión que me viene a la cabeza es que en general, en poesía, se habla del pasado con nostalgia...

    ¿No sería mejor hablar del futuro? ¿De lo que podemos hacer?

    Al melancólico sólo puedo decirle una cosa: “Mira a lo lejos”.

    Ser feliz es un deber; hacia ti y hacia los demás.

    Si quieres leer más sobre alguna de estas frases, no dudes en visitar:

    http://josearnedo.blogspot.com/

    Un saludo y feliz 2012,

    Jose

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