Sujeto como puedo, a un tronco a la deriva, siento que mi alma se hunde en el fondo de la vida, y justo en ese momento en que mi aliento se apaga, un golpe de mar me eleva a la superficie clara, y en la cresta de la ola, respiro a fondo y sonrío, y siento mi alma viva, un segundo todavía, pues devorando ese aire, la mar me vuelve a engullir. Ahora floto a la deriva, subo y bajo sin destino, los pulmones que me estallan y el corazón malherido. Cuando creo ver la orilla, una corriente me arrastra, devolviéndome a lo incierto de una marea encrespada, jugando con mi indolencia, matándome a bocanadas, y solo pido a la vida, que me deje en buena playa.
Buen destino compañero.
ResponderEliminarQue encuentres tu playa sin sirenas ni cíclopes, solo Nausicas.
ResponderEliminarSalut