Luego fueron los padres de familia y las madres coraje, llenaban los barcos y aviones de esperanzas, poniendo rumbo al horizonte mientras atrás los buitres escarbaban entre la carroña: casas embargadas, pisos desahuciados, solares vacíos, fábricas muertas, todo para ellos. Los banqueros se estrecharon las manos.
En poco tiempo, las familias también se marcharon hacia tierra extraña, el país quedaba vacío, las calles desiertas, los pueblos fantasma. Solo quedaron políticos y especuladores, mordiéndose entre ellos como hienas rabiosas, encaramados a sus botines, viendo como su nave naufragaba y aun así, llenando sus bolsillos de oro, acelerando la zozobra.
Todos contentos.
Ni más ni menos. Caótico. Vergonzante. Sirva para hacernos reaccionar.
ResponderEliminarUn saludo indio
Mitakuye oyasin
como siempre, has dado en el clavo
ResponderEliminarLos nuevos Midas no convierten en oro lo que tocan, lo destruyen.
ResponderEliminarBuen texto.
Salut