martes, agosto 28, 2012

Otro camino

Llevábamos tres días en el camino, era un camino ancho, de piedra antigua y sólida, imperturbable y sabia. El camino se adentraba en bosquecillos improvisados y subía repechos descuidados con increíble naturalidad, serpenteando entre riscos puntuales y hondonadas espontáneas. A los lados de aquel camino crecían las más extrañas flores, no extrañas por su inaudita capacidad para sobrevivir en aquellas inhóspitas tierras, sino por ser en su mayoría especies descatalogadas de los tratados de botánica, o tenidas por inexistentes o inventadas, plantas olvidadas o desaparecidas de la faz del conocimiento humano muchos siglos atrás. Algunos se preguntarán quién construyó aquel camino, a otros les intrigará cómo fuimos nosotros capaces de encontrarlo y recorrerlo sobreviviendo a tantas penurias. Las respuestas no han quedado aún claras, aunque albergábamos la esperanza de poder darles respuesta en breve, una vez atravesáramos por quinta vez aquel puente de piedra que nos sorprendió la primera vez y que ya estaba comenzando a hacerse lamentablemente familiar...

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