- Hola, soy Paul Reilly-
- Bien, pase. ¿Y esa cabeza de cordero que trae bajo el brazo?
- Un regalo.
- Gracias.
- No, no es para usted.
- Ah, pensaba que...
- No piense, simplemente asúmalo.
- Le noto tenso.
- ¿A quién?, ¿A mi?
- No, al cordero...
- Pues sepa que su humor me desconcierta.
- Es el que he tenido siempre...
- No, no digo el suyo, digo el del cordero...
Humor con humor se paga.
ResponderEliminarSalut
Muy bueno, no el micro relato, el cordero.
ResponderEliminar