lunes, abril 20, 2015

Espera de hermano

Llevaba meses sin verla, desde que se separaron en aquel muelle de Londres rodeados por una impenetrable niebla rosa. Recordaba ciertos detalles de cuando corrían juntos sobre cuchillas de afeitar interminables, o robaban manillares de submarino bajo la luz del pentagrama. Todo aquello se perdió en la memoria, como hojas de plomo caídas del árbol del betún, como la sonrisa de una escafandra entre cajitas de maíz boquiabiertas. Por fin se iban a encontrar, hermano y hermana, separados por kilómetros de abanicos apagados y patines sin mayúsculas. Su hermana era un plátano, pero él la quería igual.

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