Funeralmente
Aquella
tos no habría inquietado a nadie, habría pasado por el ruido de fondo de todo
funeral, acompañando a la orquesta de sollozos y lamentos. Era una tos seca e
inoportuna, el producto de emociones contenidas y de lágrimas bebidas. Nada fuera
de lo común; si no fuera porque, como advirtió el párroco, aquella tos provenía
del interior del féretro.
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