sábado, agosto 01, 2015

Microsueños IV: Vida a cuadros

Camino por un pasillo donde no veo el final, sus paredes repletas de cuadros con las imágenes de mi vida. Cuadros impresionistas, fotografías en blanco y negro, acuarelas y collages, cada uno refleja una etapa de mis vivencias. Mi nacimiento es un lienzo al óleo con pinceladas ágiles y concisas, mis primeros pasos aparecen al carboncillo, con borrones y remiendos sobre el original. Más adelante la infancia, de colores vivos y técnicas mixtas, muchos sin marco, otros sin acabar, pero todos preciosos. La adolescencia simula una galería renacentista, grandes excesos y luces de penumbra, escorzos, estudios, retratos y trampantojos. Alcanzo la edad adulta y los cuadros ya son fotos, enmarcadas y alineadas, perfectas, sublimes, algunas trucadas. El pasillo se termina, veo cuadros empezados, mal pintados, algunos de ellos forzados, lienzos rotos, fotos malas; no me apetece mirar. Echo a correr con todas mis ganas, pues veo al final el cuadro que me dirá lo que el futuro me guarda. Pero al final no hay un cuadro, ni un retrato, ni una foto, solo un espejo colgado que me devuelve, curioso, la mirada.

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