viernes, agosto 07, 2015

Seda

Se arrastró por la tierra durante toda su vida, viviendo de cerca las miserias del mundo. Ahora estaba encerrada, rodeada por una pared invisible que le impedía moverse y que le negaba disfrutar de la luz del sol. Dormía para escapar de aquello y no tener que preguntarse el porqué de su desdicha. Pero cada vez que despertaba veía lo mismo: nada. Perdió la noción del tiempo, y solo recordaba aquella situación desesperada, sin luz, sin aire, sin poder mover un músculo...se sintió perdida. Mas un día al despertar vió un rayo de luz que penetraba en su mortaja, intentó moverse y ensanchó la grieta. Por primera vez en mucho tiempo sintió el aire fresco entrar en su cuerpo, podía moverse. Se agitó y se deshizo de su encierro, comenzó a alejarse como en un frenético espasmo, sin mirar alrededor. Aumentó la velocidad, huyendo como loca. Ya estaba lejos cuando giró la cabeza para ver a lo lejos su hasta ahora cárcel. Entonces vió por primera vez sus alas.

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