jueves, agosto 20, 2015

Testimónico

Son las cuatro de la madrugada y acabo de despertarme bañado en sudor. La pesadilla se ha vuelto a repetir, pero esta vez ha sido más real que nunca. Él estaba allí, delante de mí y mirándome desde sus oscuros y diabólicos ojos, envuelto en una pesada niebla negra salida del mismísimo infierno. De nuevo me mostraba sus manos ensangrentadas mientras masticaba una sustancia rojiza y chorreante. De nuevo me ha señalado y ha pronunciado mi nombre. Escribo esto desde mi ordenador portátil, lo único que sigue funcionando, el resto de la casa ha quedado sin luz de repente, en una total oscuridad. Es agosto y hace frío, tiemblo. No sé si he despertado del todo, mis pensamientos suenan en mi cabeza como si los estuviera gritando, su voz también lo hace. Se me eriza la piel y no dejo de sudar. Golpean a la puerta, oigo mi nombre. Por si no os vuelvo a ver: Buenas noches.

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