jueves, septiembre 03, 2015

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Se sorprendió a sí mismo visionando de nuevo aquel vídeo. Se había prometido no volver a mirarlo, no volver a recordar un tiempo pasado en el que todo era más bello y más cierto. Se lo prohibió mil veces, y mil veces volvió a abrir aquella carpeta en su ordenador, volvió a dudar por un eterno momento si abrirlo, sabiendo que al hacerlo, el dolor, la alegría, el recuerdo, la penumbra y la sombra de lo que fué, volverían a mezclarse como en una batidora impía y macabra, creando esa sensación encontrada y masoquista que sabía que encontraría, que primero le adormecería con un dulce veneno de nostalgia y energía, y que luego le volveria a transportar a una realidad que nunca esperó conocer. Aquello le dolía, cada vez más, pero era la única forma de revivir por un momento aquel instante, aquel minuto verdadero, aquella alegría olvidada y ahora encerrada en mil millones de unos y ceros.

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