lunes, septiembre 07, 2015
De monstruos y armarios
Recuerdo que de pequeño tenía un monstruo viviendo en mi armario. Cada
noche me iba a dormir temeroso de que apareciese abriendo las puertas de
aquel ropero y dándome un susto de muerte. Entonces me refugiaba debajo de las
sábanas hasta caer rendido bajo la amenaza constante de su aparición repentina. El otro día quise
saber de él, abrí el armario y le encontré allí, en el fondo, acurrucado
y abatido debajo de unas alfombras viejas. Traté de animarle, pero no
hubo manera, no quería abandonar su refugio, se quejaba de que ya no daba miedo y de que los niños de
hoy ya no se asustan de ese tipo de monstruos.
Necesitaba un cambio y lo necesitaba ya. Al poco tiempo me lo encontré
en un viaje a Ibiza, estaba en una fiesta en la playa, donde la afluencia de hombres
exageradamente musculados, bronceados y semidesnudos me confirmó que, por fin, el monstruo había
salido del armario.
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