lunes, septiembre 14, 2015

Quinientas gracias

Y van quinientas historias. Comencé este blog hace casi ocho años. Mi idea era simplemente practicar, escribir para no perder el rumbo, o precisamente para eso, para perderlo conscientemente. Me decidí por escribir pequeños relatos, pequeñas ficciones fáciles de leer y cómodas de digerir. Hoy día el tiempo nos dicta y nos apremia, y cuanto más condensado esté todo, mejor nos lo tomamos.
He cambiado de casa tres veces en este tiempo, de trabajo otra tres, de amor otras tantas, y de humor, también he cambiado. He tenido largos periodos de inactividad, no siempre tiene uno la inspiración suficiente para escribir, o el tiempo para hacerlo. Ha habido temporadas en las que me he dedicado a otros asuntos, o mi tiempo me ha apretado tanto que no me ha dejado escribir, pero siempre he vuelto. He vuelto al rincón de la hoja en blanco, de la idea loca, del pensamiento fugaz, de la improvisación más salvaje o de la estupidez más absurda. Siempre con la sana intención de despertar una chispa, una llama, un pellizquito en el alma o en la mente del lector, una conexión que le lleve a otro lugar, a otro día, a meditar, a sonreír, a disfrutar o a preguntarse: ¿Qué le pasa a este tío?

Sé que hoy en día, la literatura no es algo que proporcione mucho prestigio, ni fama, ni dinero, ni lo peta, ni es tending topic, ni mueve millones de fans y followers, pero es algo que me gusta hacer. No pretendo ser escritor, ni dedicarme a esto, ya tengo por suerte, como ganarme la vida. No quiero ir de literato, de artista ni de autor, no lo pretendo, simplemente expresarme porque así lo siento. Y quiero agradecer de corazón a aquellos que se detienen y dedican unos minutos de su valioso tiempo a leer lo que se me pasa de vez en cuando por la cabeza. De verdad, infinitas gracias por estar ahí y, aunque no seáis conscientes, animarme enormemente a no dejar de escribir esas pequeñas historias que mueven mi pequeño mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario