lunes, abril 18, 2016

Menos lobos...



 Caminaba Caperucita Roja feliz por el bosque cuando se le apareció el Lobo Feroz en medio del camino. 

- ¿Dónde vas Caperucita? – preguntó el taimado cánido.
- A casa de mi abuelita – respondió candorosamente la niña.
- ¿Y qué llevas en esa cesta? – inquirió el Lobo todo feroz.
- Pan, miel y madalenas recién hechas – contestó orgullosa la pequeña.
- Pues te digo Caperucita- continuó el Lobo- que si vas por este otro camino, podrás ahorrarte un gran trecho, y tu querida abuela podrá saborear antes esas ricas viandas…

Entonces Caperucita (que en realidad se llamaba Charo) metió la mano en su cesta y sacó un teléfono, cuya pantalla consultó durante unos segundos y respondió al lobo:

-          ¿Qué dices, “pringao”? En Google Maps pone que ese camino me llevaría catorce minutos más a pie, y cuatro en coche, así que no te columpies y ahueca que se enfrían las madalenas…

Y diciendo esto quedó demostrado que hoy en día los cuentos ya no podrían ser lo que fueron.

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