miércoles, mayo 04, 2016

Que la Fuerza os acompañe

Es 4 de mayo de 2345, el día de Nuestro Señor y del advenimiento del Hijo de Vader al mundo. Ni siquiera los más ancianos recuerdan la destrucción de la Estrella de la Muerte, y mucho menos la de Alderaan o Dagobad. Tan solo quedan los escritos y video-registros de la presencia de Luke Skywalker en este mundo, y de los milagros que obró. 
Hoy sus templos se extienden por todo el planeta y las cofradías de jedis pasean cada año las escenas más memorables en suntuosos pasos acompañados por desfiles de guardias imperiales y tropas clon. Desde los balcones, algunos fervorosos feligreses cantan la saeta de Yoda o la Marcha Imperial haciendo que las lágrimas broten entre gritos de “Viva San Chewbacca” o “Viva la madre de Bobba Fett”. En el trono del apóstol Palpatine, se muestra la muerte del Emperador a manos del propio Darth Vader, una de las más admiradas escenas de cuantas desfilan en la Semana de las Galaxias de Sevilla; mientras que en el trono de Nuestra Señora Leia Organa, se representa el celebrado reencuentro de la princesa de Alderaan con su amado Han Solo en Hoth, el conocido popularmente como "Paso de las Nieves".
Con el inicio del año también se conmemora el nacimiento de los gemelos Skywalker, y se hacen regalos en memoria de los moradores de las arenas que fueron sacrificados por Anakin en las dunas de Tatooine. Unas fechas entrañables en las que las familias se reúnen y entonan alegres villancicos como el “arre, taun-taun, arre” o el “Ay! del R2d2 crecidito entre jawas”
Aún recuerdo cuando con ocho años celebré mi primera clonación recibiendo el cuerpo de Nuestro Señor junto a mis compañeros de curso y sintiendo una gran perturbación en la fuerza que ha permanecido hasta hoy, cuando rememoro ese momento contemplando mi medallita con la efigie de Obi Wan Kenobi y viendo en holograma a Yoda mientras me sonríe. Porque, para qué negarlo, soy creyente y tengo infinita fe en la Fuerza.

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