viernes, septiembre 22, 2017

Vendimiator

La faena estaba terminada cuando comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia. Echaron a correr hacia los carromatos en busca de refugio antes de que la tormenta fuese a más. Agradecieron al capataz que horas antes hubiese dispuesto los fardos de modo que todos pudieran descansar sobre ellos cómodamente mientras degustaban las deliciosas tortas que había preparado la mujer del encargado, y de postre: uvas recién recogidas. Nada hacía auspiciar que una hora después todos yacerían muertos sobre un enorme charco de sangre y barro, que sus cabezas estarían sepultadas en el fango con los ojos fuera de sus cuencas, y que la vida se les habría ido a manos de aquel engendro venido del futuro.

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