1-
Aquello olía como la más pútrida de las
alcantarillas, como tripas de pescado maceradas en lodo estancado en el fondo
de un pozo ciego. Un olor tan profundo y agobiante que asfixiaba, que
provocaba arcadas dolorosas y punzantes, capaz de matar a un muerto. Y lo más
preocupante, es que estaba oliendo su propia alma.
Photo credit: Tobyotter on Visualhunt.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario