miércoles, noviembre 30, 2011

Un millón de años


Dicen que este mundo tiene un millón de años. Les creo. Les creo porque se necesita un millón de años para llegar a albergar tanta maldad. Les creo porque un millón de años debe ser el mínimo que cualquier mundo debe necesitar para convertirse en la entidad más despiadada, traicionera e inmunda que pueda concebirse. Les creo por lo que he visto y he oído, por lo mucho que he sufrido y he amado, por lo que conozco y desconozco, y por mucho más. Les creo porque tengo que creerles…

viernes, noviembre 18, 2011

Laberinticamente


Su mente era un laberinto tan complicado que a veces permanecía días enteros perdido en ella, dando vueltas sin sentido tratando de encontrar una salida. Encima el domingo había Elecciones...

viernes, noviembre 11, 2011

¿Sueñan las ovejas con robots orgánicos?

Tras años en manos de un mal pastor, las ovejas se arremolinaban nerviosas, esperanzadas pensando que por fin tendrían un amo que no les golpeara, un perro que no les mordiera y una brizna de hierba fresca que masticar mientras engordaban para ofrecer la mejor lana. La oveja negra tuvo un sueño la noche anterior, entonces se negó a pastar junto a las otras, se negó a obedecer al perro y arremetió contra el pastor. Desde entonces, las ovejas negras tienen una inmerecida fama que siempre les precede.

lunes, noviembre 07, 2011

Delicias

Mi barrio es moderno y castizo a la vez. El ajetreo es contínuo y los autobuses no dejan que decaiga el ir y venir de personas, animales y cosas. Una señora de mediana edad con un abrigo de piel y cuero, pasea delante de mí a su perrito Yorkshire, que viste un impermeable rosa. Unos metros más adelante, un anciano sentado sobre cartones, frota con sus manos sus fríos pies para tratar de entrar en calor hasta conseguir reunir el euro con quince que cuesta un cartón de vino con el que entrar en calor de verdad. Al pasar a su altura, el perrito ha hecho además de olfatear los pies del mendigo, que ha sonreido al can y ha intentado decirle algo. La señora ha tirado de la pequeña correíta sin mirar siquiera. El mendigo ha mirado fijamente a la señora, luego al perro y, al pasar a su altura, me ha mirado y ha exclamado: "ni que me lo fuera a comer". Le habría dado dos euros, pero no llevaba suelto...

jueves, noviembre 03, 2011

martes, noviembre 01, 2011

Aprendizaje


Aprendió a distinguir al mismo perro con distinto collar, pero no por el perro, sino por el collar.