jueves, septiembre 10, 2015

Pensamiento conpartido

Me dijo que existen conocimientos y filosofías que transportan la mente más allá de sus fronteras. Me contó que la belleza se esconde a veces en el lugar menos esperado, y que la grandeza del hombre no está en sus riquezas o en su apariencia, sino en lo más profundo de un corazón y de un alma equilibrados, de un pensamiento libre y tolerante, y de la calidez de la sinceridad más clara. También me habló de amaneceres y ocasos, del declive cíclico de las civilizaciones y de imperios que cayeron mientras miraban su propio ombligo. Mencionó a los artistas del Renacimiento, a los escultores del Barroco, y a los arquitectos del siglo veinte, a los grandes inventores y a aquellos que escribieron historias eternas, de las que aún hoy perduran y lo harán mientras el mundo exista. Me contó que la naturaleza es un engranaje de perfección y lógica salvajes, que se nutre de todo y a todos devuelve su parte, que es majestuosa y eterna, que es infinita. Me dijo muchas más cosas, pero le tuve que dejar porque empezaba el fútbol...

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