viernes, mayo 22, 2009

Zarzuela de marisma


El banco de peces no daba crédito a sus pesquisas. La lubina sonreía con mandíbula falsa de lubina al vino de Marsella y jabón. El ostracismo del mejillón ocultaba secretos obscenos tal vez a los ojos de algunos, mas la anémona impedía al cangrejo seguir yendo para atrás sin certeza de abandono militar y bogavante. Adelante, dijo la cigala china pensando en su amada hormiga. Luego cayó en que tal vez metió la gamba, porque al fin y al cabo no es culpa del camarón que las fotos salgan veladas y menos en una noche tan señalizada. Para cerrar el cóctel, la ostra soltó una de sus perlas, dejando a todos branquiabiertos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario