lunes, marzo 30, 2015
Maldito
Le dijeron que si tocaba aquella estatua, una maldición caería sobre su estirpe, que los siete males harían estragos en él y en su familia, y que nada podría librarle de aquel oscuro mal. Aún temiendo la advertencia, posó su mano sobre la efigie cerrando los ojos. Tras unos segundos, volvió a abrirlos apretando los dientes: no pasó nada, y aquello le hizo pensar que estaba a salvo. Aquella misma noche, las pizzas que pidieron llegaron frías. La maldición habia comenzado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario