miércoles, septiembre 16, 2015

Tordesillator

Asió la lanza con fuerza mientras espoleaba su montura. A su alrededor, el grupo de lanceros a caballo galopaba levantando una densa polvareda. Detrás y cubiertos casi por completo por el albero, un nutrido grupo armado les seguía a pie. A pocos metros de distancia, se encontraba el toro, que corría huyendo de sus perseguidores sin saber muy bien hacia donde. Apretó el paso. Entre la algarabía y el galope de los caballos resonando en sus oídos, el ambiente se hacía ensordecedor, pero él tenía claro su objetivo. Vió como el toro herido por innumerables cortes y lanzazos comenzaba a aflojar el ritmo, era su oportunidad. Arreó al caballo a fondo y colocó el punto de mira sobre el lomo del astado, en esa parte donde el corazón se encuentra más desprotegido; empujó su lanza en el momento justo, clavándola en el animal contundentemente. El toro cayó sin fuerzas entre borbotones de sangre y mugidos de agonía, todos aplaudieron. Había ganado el torneo. Se sacó las gafas de realidad virtual y apagó la consola. Todos contentos.

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