La nave se estrelló a las cinco de la tarde a las afueras de
una aldea de pescadores. Unos minutos después, varios niños que jugaban en los
alrededores de una factoría abandonada alertaron del avistamiento de una
extraña criatura de largos brazos, cuerpo peludo y horribles facciones que
parecía deambular herida. Las autoridades se apresuraron a montar un cordón de
seguridad y enviaron a sus efectivos para controlar la situación. Docenas de
policías y un camión militar acabaron capturando a la criatura alienígena y
trasladándola al hospital comarcal donde murió, según datos oficiales, horas
después debido a las heridas que presentaba. La prensa se sorprendía de cómo un
ser tan primitivo en apariencia, podía dominar tan avanzada tecnología como para
viajar desde otra galaxia.
A treinta y cinco mil años luz un diálogo se
desarrollaba entre dos miembros de una civilización lejana:
-
- Mi General, la cápsula ha sufrido un problema y
se ha estrellado en el planeta 34-R7.
-
- Vaya, que fatalidad… ¿Y el tripulante?
-
- ¿El mono? Desgraciadamente falleció en el
accidente.
-
- Una pena, nos costó meses de adiestramiento prepararle para la misión.
-
- Sí, ya hemos comenzado el plan de entrenamiento con un nuevo espécimen.
- -
Gracias, Coronel. Esperemos que el proyecto de
experimentos con vuelos tripulados siga su correcto progreso. Pronto podremos
dejar de enviar monos y viajar nosotros mismos.
-
- No lo dudo, mi General.
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